El consumo excesivo de bebidas azucaradas incrementa el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Frente al hecho de que nuestro país es el principal consumidor de gaseosas del mundo, FIC Argentina advierte sobre la necesidad de implementar políticas públicas que reduzcan el consumo de bebidas azucaradas y otras fuentes de azúcar para hacer frente a la creciente epidemia de sobrepeso y obesidad.
(Buenos Aires, 5 de marzo de 2015) El consumo excesivo y reiterado de bebidas azucaradas genera un impacto negativo sobre la salud porque se trata de productos que aportan «calorías vacías» al organismo. Es decir, brindan sensación de saciedad sin aportar nutrientes, lo cual provoca una reducción en la ingesta de otros alimentos y bebidas con mayor contenido de nutrientes que deberían estar presentes en la dieta regular. En este sentido, FIC Argentina considera que no debe celebrarse el alto consumo de gaseosas de nuestro país como un indicador de progreso, crecimiento o desarrollo, como ha manifestado públicamente la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ya que el aumento de su consumo representa una amenaza para la salud pública. La reducción del consumo de las bebidas azucaradas y otras fuentes azúcar agregada es uno de los principales objetivos de las políticas públicas que buscan hacer frente a la epidemia de obesidad en niños y adultos.
Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, el 57% de los argentinos tiene exceso de peso y 2 de cada 10 personas son obesas. A su vez, la prevalencia de obesidad es mayor entre varones y entre personas de menor nivel educativo. Por su parte, según la Encuesta Mundial de Salud Escolar Argentina 2012, el 48% de los estudiantes consume dos o más veces al día gaseosas azucaradas y solo el 5,6% de las escuelas relevadas tienen bebederos o dispensers de agua potable.
En lo que respecta al consumo de azúcar, la Organización Mundial de la Salud recomienda que la ingesta de azúcar agregada debe representar menos del 10% del total de energía consumida en un día por una persona. Esto equivale a 50 gramos de azúcar por día (10 cucharaditas) para una dieta promedio de 2000 kcal. En Argentina, el consumo de azúcar agregado estimado es alrededor del triple del recomendado (cercano a las 35 cucharaditas) y nuestro país se encuentra entre los 5 países de mayor consumo de azúcar agregada del mundo. Una de las principales fuentes de consumo de azúcar agregado es el consumo de bebidas azucaradas.
«Es alarmante el consumo de gaseosas azucaradas en nuestro país, lo cual contribuye al crecimiento de la obesidad de niños y adultos en nuestra población. Hoy en una escuela argentina es más fácil que un niño acceda a una gaseosa que a un bebedero de agua potable. Por ese motivo, solicitamos a las autoridades promover políticas públicas que reduzcan su consumo y facilitar el acceso gratuito y universal al agua potable en todos los lugares de trabajo, instituciones públicas y educativas», sostiene Verónica Schoj, directora de la Fundación Interamericana del Corazón Argentina.
Una investigación de FIC Argentina realizada sobre 184 bebidas, identificó que una botella de 600ml de gaseosa aporta un promedio de 65 gramos de azúcar (equivalente a 13 cucharaditas). Es decir, con el consumo de una única botella de gaseosa se supera la cantidad diaria de azúcar agregada. El relevamiento también demostró que las gaseosas lideran la lista con 21,9 gramos de azúcar en promedio cada 200ml (un vaso). Otras categorías relevantes son las bebidas deportivas, que contienen 12 gramos en promedio, y las aguas saborizadas con 9,6 gramos.
El derecho a la alimentación es un derecho humano íntimamente vinculado al derecho a la salud y reconocido por numerosos tratados internacionales suscriptos por Argentina. Por este motivo, desde FIC Argentina enfatizamos que es obligación del Estado promoverlo y protegerlo con políticas saludables e inclusivas.