Impuestos a los productos de tabaco: situación en Argentina y recomendaciones

Publicado el martes 3 de agosto de 2021

A pesar que Argentina viene experimentando una caída del porcentaje de fumadores desde 2005 al 2018, todavía presenta una de las tasas de prevalencia de consumo de tabaco más altas de la región: el 22,2% de la población adulta es consumidora, el 97,2% de los consumidores de tabaco son fumadores de cigarrillos y la edad de iniciación se sitúa entre los 12 y 15 años. Como consecuencia, mueren aproximadamente 47.700 personas al año por enfermedades ligadas al tabaquismo y se gastan casi $197 mil millones por costos directos.

En este contexto, la implementación de una política de impuestos al tabaco es prioritaria: los productos de tabaco se tornan más caros y menos asequibles, se reduce su consumo, disminuyen las enfermedades asociadas y, en consecuencia, los costos en salud. Se trata de la medida individual más eficaz para reducir el consumo de tabaco y proteger la salud de la población. El principal impacto de esta política se observa en la prevención de la iniciación en niñas, niños y adolescentes, especialmente en la población de bajo nivel socioeconómico.

La situación en Argentina:

  • Argentina tiene uno de los cigarrillos más asequibles del mundo: ocupa el puesto internacional 39 sobre 177 países, en términos de qué tan barato es consumirlos. En la última década, los cigarrillos se hicieron más asequibles de forma progresiva, lo que redujo el impacto de otras medidas de control de tabaco ya implementadas en el país.
  • La asequibilidad, es decir, la cantidad de paquetes de cigarrillos que se pueden adquirir con un salario promedio, se incrementó un 3,8% en el último año (pasando de 555 paquetes en septiembre 2019 a 576 paquetes en el mismo mes 2020).
  • El precio relativo de los cigarrillos es bajo en comparación con productos de la canasta básica. A diciembre de 2020, un paquete de 20 cigarrillos tenía un precio similar a 1 kg de pan, ½ Kg de yerba mate o 2 litros de leche.

En el año 2020, se consumieron 1.685 millones de paquetes de cigarrillos en el país (+1,7% comparado con 2019), lo que equivale a un consumo de 743 cigarrillos por habitante por año. Según estimaciones de demanda realizadas por FIC Argentina un aumento del precio real de los cigarrillos de un 10% genera una reducción del consumo del 4%. Teniendo en cuenta que el consumo actual de tabaco es de 740 cigarrillos por año por habitante, un aumento del 10%, 50% y del 100 % del precio real de los cigarrillos, generaría una reducción del consumo a 710, 592 y 444 cigarrillos por año, respectivamente.

Además del beneficio en salud por la reducción del consumo, una suba de impuestos haría que la recaudación impositiva aumente. Teniendo en cuenta que la recaudación actual de impuestos al tabaco es de cerca de 2.000 millones de dólares, un aumento de impuestos que genere una suba del 10%, 50% y del 100% del precio real de los cigarrillos generaría un aumento en la recaudación del 15%, 30% y 39%, respectivamente, en términos reales.

Ejes a considerar para el diseño de una política fiscal con perspectiva de salud pública:

  • La medida debe llevar a un aumento del precio de los productos de tabaco (y por lo tanto, en una disminución inmediata de la asequibilidad), para generar una sostenida reducción en el consumo de tabaco y lograr así el impacto sanitario deseado.
  • Es necesario establecer ajustes periódicos y programados que compensen los efectos de la inflación y sobrepasen el crecimiento del ingreso para evitar la caída del precio real de los cigarrillos y así garantizar la sostenibilidad del efecto en la protección de la salud.
  • La medida debe contener una herramienta adecuada para obtener una mayor recaudación tanto para el Estado Nacional como para todas las provincias, es decir, garantizar la coparticipación.
  • Es central que la política implementada disminuya la brecha entre marcas más caras y baratas, evitando tratamientos diferenciales entre segmentos que no se justifican desde una perspectiva de salud pública.
  • La política fiscal debe incluir a todos los productos de tabaco.